sábado, noviembre 25

25 de Noviembre, no a la violencia contra las mujeres

Sattra condena cualquier acto de violencia, especialmente las del ámbito doméstico, las de violencia de género que cada segundo hacen las estadísticas anuales de femicidios, asesinatos contra las mujeres es España o cualquier otro país del mundo. Nadie es de nadie, menos nuestras hijas, madres, abuelas etc MUJERES.


Según el diario digital Arainfo ha llegado el 25 de noviembre un año más, y un año más lo hace con una nueva cifra de asesinadas por violencia machista. Según los datos del Observatorio de Feminicidio.net actualmente hay noventa y una mujeres asesinadas a falta de terminar el año. Sin embargo, en este sistema que tiende a desdibujar a la mano ejecutora de la violencia, a veces cuesta mirar hacia el otro lado.

Pero las cifras y los estudios están ahí al alcance de cualquiera con una buena conexión a Internet. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, 25.959 hombres fueron condenados por violencia de género en 2016. Un 2,3% más que en el año anterior. Esta cifra solo puede tomarse como una aproximación de las dinámicas de violencia reales ya que tristemente la Ley de Violencia de Género sólo contempla como posibles víctimas a las mujeres que tienen o han tenido una relación afectivo-sexual con el agresor. Por ello, haría faltar sumar a esa cifra a los desconocidos, tíos, primos, padres, hermanos o vecinos que han maltratado o agredido a una mujer por el hecho de serlo.

No obstante, volviendo a los datos ofrecidos por el INE, los delitos más frecuentes fueron las lesiones en un 49,7%, las torturas y otros delitos contra la integridad moral en un 19,5% y las amenazas con un 17,7%. Estos agresores alcanzaron la superficie del iceberg de la violencia de género, esa parte de la violencia que es visible, cuantificable y, por lo tanto, denunciable.

Mientras, las humillaciones, los chantajes, el control o los micromachismos continúan ocultos y hundidos en lo más profundo de las relaciones entre los hombres y las mujeres.

Según el Cuaderno de Medicina Forense, estos hombres suelen alejarse de los estereotipos sobre los maltratadores viscerales e impetuosos incapaces de controlarse. Aunque tampoco es posible determinar una personalidad o actitud concreta, si se han establecido algunos perfiles. Todos ellos hacen hincapié en la necesidad de sumisión de la víctima que no necesariamente debe pasar por los maltratos físicos.

Asimismo, el Manual del Terapeuta del Ministerio de Interior en el documento relativo al Programa sobre El control de la agresión sexual también destaca que gran parte de los agresores sexuales son conocidos por las propias víctimas: “Muchos de ellos son hombres normales, que han intentado tener relaciones sexuales con una mujer o con una menor que no ha accedido a ello. Son incapaces de aceptar un rechazo, y puesto que piensan que su deseo no puede cuestionarse, fuerzan a la persona (mujer o menor) que desean”, y añade “¿Por qué no hacerlo si piensan que la mujer o el menor son seres jerárquicamente inferiores que deben aceptar la autoridad masculina? Para muchos violadores no existe violencia en la medida en que piensan que sólo han forzado ‘un poco las cosas’, ya que no han empleado armas o golpes contundentes. No se consideran a sí mismos como delincuentes callejeros”.

Una definición bastante exacta de lo que se ha denominado como “cultura de la violación”. Y es que mientras que se normaliza y acepta la violencia como el medio para conseguir que las mujeres cedan a los deseos de los hombres, se juzga y cuestiona el relato de las víctimas. Por ejemplo, para Virgine Despentes es necesario quedar traumatizada después de una violación para que la sociedad y sus instituciones validen tu relato: “Post-violación, la única actitud que se tolera es volver la violencia contra una misma. Engordar veinte kilos, por ejemplo. Salir del mercado sexual, porque has sido dañada, sustraerte voluntariamente el deseo”.

Por ello, resultan tan importantes los procesos de empoderamiento y agenciamiento de las víctimas, decir no a esa política ancestral que enseña a las mujeres a no defenderse debe ser el primer paso para eliminar la violencia machista. Volver la mirada hacia los maltratadores, agresores y cómplices de esa cultura para acabar con todos los prejuicios y actitudes machistas que suponen el día a día de la mitad de la población.


Un triste dia con demasiados asesinatos

La Wikipedia informa que, el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer o Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer se celebra anualmente el 25 de noviembre para denunciar la violencia que se ejerce sobre las mujeres en todo el mundo y reclamar políticas en todos los países para su erradicación. La convocatoria fue iniciada por el movimiento feminista latinoamericano en 1981 en conmemoración a la fecha en la que fueron asesinadas, en 1960, las tres hermanas Mirabal (Patria, Minerva y María Teresa, llamadas también Mariposas) en República Dominicana. En 1999 la jornada de reivindicación fue asumida por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 54/134 el 17 de diciembre de 1999 invitando a gobiernos, organizaciones internacionales y organizaciones no gubernamentales a convocar actividades dirigidas a sensibilizar a la opinión pública sobre el problema de la violencia contra la mujer.

La violencia contra las mujeres se ha convertido en un problema estructural que se dirige hacia las mujeres con el objeto de mantener o incrementar su subordinación al género masculino.​ Su origen se encuentra en la falta de equidad en las relaciones entre hombres y mujeres en diferentes ámbitos y en la discriminación persistente hacia las mujeres.​ Se trata de un problema social presente tanto en el ámbito doméstico como en el público, en diferentes vertientes: física, sexual, psicológica, económica, cultural y otras, y afecta a las mujeres desde el nacimiento hasta las mujeres de edad avanzada. No está confinada a una cultura, región o país específico, ni tampoco a grupos específicos de mujeres en la sociedad.

El combate contra la violencia de género tiene una importante dimensión política, según especialistas de diferentes ámbitos.5​ Entre las claves para luchar contra la violencia hacia las mujeres y avanzar en la prevención, está la educación y una respuesta adecuada de la justicia que evite la impunidad.3​ Alcanzar la equidad de género pasa necesariamente por «transformar las reglas sociales» y los roles que subordinan a la mujer, según la directora regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe, Luiza Carvalho.

La forma más común de violencia experimentada por mujeres a nivel mundial es la violencia física infringida por una pareja íntima, lo que incluye mujeres golpeadas, obligadas a tener relaciones sexuales o víctimas de alguna otra forma de abuso. Entre las formas cotidianas de violencia contra las mujeres —denuncia la ONU— se encuentran también, entre otros, el tráfico de mujeres, la mutilación genital femenina, el asesinato por causa de la dote, el "homicidio por honor" y la violencia sexual en los conflictos.

Hasta el 70 por ciento de las mujeres experimentan violencia en el transcurso de su vida.4​

Femicidios, la historia

El 25 de noviembre de 1960, en la República Dominicana, fueron asesinadas las tres hermanas Mirabal, activistas políticas, por órdenes del dictador Rafael Leónidas Trujillo.7​

Patria Mirabal, Minerva Mirabal y María Teresa Mirabal, asesinadas brutalmente el 25 de noviembre de 1960 por los esbirros del régimen trujillista.

En 1981, se celebró en Bogotá, Colombia, el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, donde se decidió marcar el 25 de noviembre como el Día Internacional de No Violencia contra las Mujeres, en memoria de las hermanas Mirabal.

En 1991 se inició la Campaña de los 16 Días de Activismo contra la Violencia de Género en el Centro para el Liderazgo Global de Mujeres proponiendo actividades para la erradicación de la violencia de género desde el 25 de noviembre hasta el 10 de diciembre Día de los derechos humanos.9​

En 1993, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en la que definió el término violencia contra la mujer como sigue:

Todo acto de violencia basado en el género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la prohibición arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o en la vida privada.

En dicha asamblea, se reconoció que era necesaria «una clara declaración de los derechos que se deben aplicar para asegurar la eliminación de toda violencia contra la mujer en todas sus formas, y un compromiso de los Estados y de la comunidad internacional en general para eliminar la violencia contra la mujer».

El 17 de diciembre de 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. La ONU invitó a gobiernos, organizaciones internacionales y organizaciones no gubernamentales a organizar actividades dirigidas a sensibilizar al público respecto del problema en este día como una celebración internacional. Como producto de esta invitación, distintos países, como Chile​ y Argentina han añadido este día a sus calendarios oficiales.

El Unifem y posteriormente ONU Mujeres renovaron anualmente el compromiso de la lucha contra la violencia de género como una prioridad.

En octubre del 2006, se presentó el Estudio a fondo sobre todas las formas de violencia contra la mujer, que demuestra que existen obligaciones concretas de los Estados para prevenir la violencia, para tratar sus causas (la desigualdad histórica y la discriminación generalizada), así como para investigar, enjuiciar y castigar a los agresores.

En febrero 2008, el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, lanzó la campaña global: "Únete para Poner Fin a la Violencia contra las Mujeres", sumándose a la campaña iniciada en 1991 por el Centro para el Liderazgo Global de Mujeres de Campaña de los 16 Días de Activismo contra la Violencia de Género.

Problema en el ámbito mundial: políticas públicas y lucha contra la impunidad
Ayuntamiento de Madrid, noviembre del 2015.


Aunque en la primera década del siglo XXI se ha avanzado en legislación contra la violencia de género y el feminicidio, uno de los problemas que se mantiene es la impunidad.

Por otro lado, todavía muchos países tienen legislaciones precarias contra la violencia de género, debido a que su abordaje a través de las políticas públicas no es transversal y es sin duda insuficiente. Junto con diferencias culturales, la forma en que las inequidades de género se producen está relacionada con las posibilidades que brindan los sistemas políticos, económicos, sanitarios y de seguridad social en cada país para el desarrollo de sus ciudadanxs. Las políticas públicas refuerzan o aminoran el impacto del género sobre la salud de las mujeres y los hombres, pues no existen políticas neutras sino solamente "ciegas al género". En este sentido, el orden social, el funcionamiento jurídico, institucional, las políticas y los programas pueden contribuir a una mayor igualdad o mantener e incluso profundizar y construir nuevas desigualdades.

La ausencia de ciertas políticas indica que el Estado no se está haciendo cargo de las desigualdades de género existentes, lo que se manifiesta en distintos sectores de la vida social. Por ejemplo, la ausencia de políticas que instalen contenidos no sexistas en el sistema educativo, sin abordar allí la reproducción de construcciones culturales que atentan contra la igualdad de género.

De manera más crítica, existen leyes y políticas que no solo omiten, sino que además accionan con violencia mecanismos que generan mayores desigualdades de género; este es el caso de la interrupción del embarazo o aborto.

Sattra información | Imagen - Agencia social Sattra