Y lo que hemos visto hoy no fue una propuesta. Fue una ofensa. Una nueva muestra de la ineptitud deliberada, de la arrogancia institucional y de la sumisión ciega de Avanza a intereses que no son los nuestros. No vinieron a negociar. Vinieron a imponer. Y lo hicieron con la misma desvergüenza con la que han venido haciendo todo esto desde el principio.
En el artículo 64.b, nos exigen que entreguemos documentos privados de nuestros familiares —historiales médicos, certificados, datos sensibles— para “acreditar” el reposo domiciliario. ¿Qué clase de empresa cree que tiene derecho a meterse en la intimidad de nuestras casas, en los momentos más frágiles de nuestras vidas? ¿Acaso creen que somos números en una planilla, y no personas con historias, con padres enfermos, con hijos pequeños, con parejas que luchan contra la enfermedad?
Esto no es una exigencia laboral. Es un ataque a la privacidad. Es ilegal. Es inhumano.
Ningún convenio, ninguna empresa, ningún directivo tiene derecho a exigirnos que convirtamos la vulnerabilidad de nuestros seres queridos en un trámite burocrático para su control. No somos sospechosos. No somos sospechosos por tener un familiar que se enferma. Somos trabajadores. Y tenemos derecho a la intimidad, a la compasión, a la confianza.
Y lo peor no es que lo pidan. Lo peor es que lo hayan traído hoy, en una reunión de subsanación, como si fuera un detalle menor, como si no supieran que esto no solo rompe el convenio firmado hace apenas cuatro días… sino que rompe cualquier vínculo de respeto entre quienes trabajamos y quienes deberían representarnos, los amarillos que se convierten en voz de AVANZA
¿Cómo pueden tener la cara de sentarse a negociar, después de lo que ya han hecho, y traer algo que ni siquiera estaba en el texto original? ¿Acaso Avanza se equivocó? ¿O simplemente pensaron que no nos daríamos cuenta? ¿O que no nos atreveríamos a gritar?
Nos engañan. Nos subestiman.
Nosotros no somos “plantilla”. Somos padres, madres, hijos, hermanos, cuidadores. Somos quienes nos levantamos temprano, quienes llevamos a nuestros hijos al médico, quienes nos sentamos junto a una cama de hospital sin pedir permiso. Y ahora, ¿tenemos que pedir permiso para que nos dejen cuidar a los nuestros sin tener que entregarles nuestra vida privada a cambio?
No vamos a tragar. No vamos a callar.
Este convenio no será firmado con este artículo. No será firmado con esta humillación. No será firmado con esta leyenda de que la empresa puede meterse en lo que no le corresponde.
Vamos a denunciar. Vamos a movilizarnos.
Vamos a llevar esto a los tribunales, a los medios, a las calles. Porque no estamos negociando un contrato. Estamos defendiendo nuestro derecho a ser humanos. Y si esta cuadrilla de ineptos cree que nos va a asustar con papeles y trámites, se equivoca.
Nosotros no nos rendimos.
Nosotros no nos callamos.
Nosotros no dejamos que nos roben lo más sagrado: nuestra intimidad.
Este convenio va para largo…
Pero no como ellos quieren.
Como nosotros exigimos.
Nosotros no nos callamos.
Nosotros no dejamos que nos roben lo más sagrado: nuestra intimidad.
Este convenio va para largo…
Pero no como ellos quieren.
Como nosotros exigimos.
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