Este año se nos ha ido como un bus con el freno gastado: rápido, caliente y a punto de chocar. Junio lo recordaremos todos. Hacía un calor de justicia —casi 40 grados— y el transporte urbano simplemente se vino abajo. No fue mala suerte, no. Fue el resultado de años de recortar en material, en lo que no se ve: en el descanso del conductor, en el relevo que nunca llega, en el mantenimiento que se pospone… hasta que ya no se puede más.
En Avanza, seguimos arrancando motores con ojeras, con el cuerpo marcado por las horas en la misma posición y la cabeza llena de preocupaciones. Y encima, desde arriba, nos sueltan discursos de “compromiso” como si no supieran que el verdadero compromiso lo ponemos nosotros, día tras día, llevando a la gente a sus trabajos, a sus médicos, a sus vidas… mientras nuestras propias vidas se van quedando en el taller.
Pero no estamos solos. Cada vez más vecinos nos paran en la parada para decirnos: “Ánimo, que lo estáis haciendo bien”. Cada vez más usuarios entienden que un transporte público digno empieza con trabajadores tratados con dignidad. Y eso, compañeros, es la semilla de algo grande.
Esta Navidad no vamos a fingir que todo va bien. Pero sí queremos desearos lo más valioso: salud, calor humano y la fuerza para seguir juntos. Porque si 2025 fue un año de resistencia, que 2026 sea el de la reconstrucción: con más personal, con horarios reales, con respeto… y con un transporte que funcione para la gente, no para los balances.
Que estas fiestas os den un respiro, aunque sea breve. Y que el año que viene nos encuentre más unidos que nunca.
¡Felices fiestas desde el volante!
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