lunes, octubre 6

¡Basta ya, no más miedo al conducir un bus o ser usuarios del mismo!

No es solo un cristal roto. Es una abuela que se asusta. Es un niño que llora. Es un trabajador que llega tarde… o no llega. Es la vida de la gente la que está en juego.

Este pasado domingo, en Zaragoza, un autobús urbano —el número 4643— se convirtió en una trampa. No por azar, no por mala suerte. Porque nadie con responsabilidad de Avanza ordeno o se preocupó por revisarlo a tiempo. Porque nadie quiso ver que una barra gastada, que sujetaba un cristal, ya no aguantaba más. Y cuando los ciudadanos se agarraron para no caer en un vehículo en movimiento… todo se vino abajo.

Ese autobús ha cumplido los 16 años. Sí, 16, debería haberse retirado según los pliegos. Se matriculo en 2008, cuando muchos de los que hoy lo usan aún estaban en primaria… o ni habían nacido. Y sigue ahí, circulando, con piezas que chirrían, asientos que ceden y puertas que a veces se abren solas. ¿Por qué? Porque no hay mantenimiento preventivo. Porque solo se repara lo que ya no funciona… y lo que “aún funciona mal” se deja correr. Hasta que pasa lo peor.

Y no, esto no es la primera vez. Hemos visto a personas mayores caerse porque un asiento se desplomó. Hemos escuchado los gritos horrorizados al abrirse una puerta y escapar por ella un viajero cayendo a la calzada. Hemos temblado al saber que una rueda se soltó… y rodó sola por la carretera.

Detrás de todo esto no están los trabajadores del taller. Ellos, con jornadas agotadoras, con prisas y sin los medios necesarios, hacen lo que pueden. Ellos no son los culpables.

La responsabilidad está más arriba: — En quien decide que no hace falta revisar los autobuses antes de que sea tarde. — En quien permite que sigan circulando vehículos que ya deberían estar en el desguace. — Y, sobre todo, en quien tiene el poder y calla: el Ayuntamiento de Zaragoza, que es dueño de estos autobuses y mira hacia otro lado mientras la gente arriesga su integridad cada vez que sube a uno.

Nos duele. Porque no son “incidentes”. Son heridas reales, miedos reales, vidas reales.

Por eso exigimos, con respeto pero con firmeza:

  • Se retire YA el autobús 4643 y todos los que ya no están en condiciones de circular.
  • Se implante un mantenimiento preventivo de verdad, con tiempo, con recursos y con supervisión.
  • Se abra una investigación independiente sobre el estado de toda la flota.
  • La concejala responsable dé la cara: que venga, que de explicaciones de los motivos por los que se permite que siga haciendo lo que quiera Avanza e incluso no se evite que concurra en el futuro a poder ser concesionaria del nuevo pliego de condiciones.

No pedimos algo extraño. Pedimos seguridad. Pedimos que cuando una madre suba al bus con su retoño, no tenga que rezar para que lleguen sanos. Que cuando un jubilado vaya al médico, no tenga que temer que el asiento se ceda bajo él. Que cuando un joven coja el autobús de madrugada, sepa que va en un vehículo seguro, revisado.

Porque el transporte público no es un gasto. Es un derecho. Y es un reflejo de cómo tratamos a nuestra gente.

Desde SATTRA, seguiremos al lado de los trabajadores… y de todos los zaragozanos que merecen viajar con seguridad.

No nos callaremos hasta que cada autobús sea un lugar seguro.

Porque al final del día, todos somos usuarios. Y nadie debería tener miedo de subir a un autobús en su propia ciudad.

— Con el corazón en la lucha y los pies en la calle, SATTRA, al servicio de la gente.

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